domingo, 6 de marzo de 2011

¡Cuba qué linda eres!

Es de noche, han pasado diez horas desde que dejé Madrid y poco a poco me acostumbro a ese acento que me acompañará durante todo el viaje. Llegó al aeropuerto de Santiago de Cuba, es pequeño, muy pequeño. Una vez pasados los eternos controles de seguridad, monto en el autobús que me llevará a la ciudad. Un bache, otro bache y más baches, la carretera está fatal. No hay luz, no hay farolas… pero ya me topo con las primeras sonrisas de niños que corren por las calles. Es hora de dormir.
Una ola de calor me azota la cara, he salido a comprar agua y ya comienza la andadura con los pesos. En Cuba hay dos tipos de monedas, el peso cubano, de uso exclusivo para los cubanos y el peso convertible, usados principalmente por el turismo. Si quieres comprar algo de calidad aceptable, debe ser siempre en convertibles, ¿el problema? En Cuba el sueldo oscila los trece pesos convertibles (aproximadamente diez euros), es por tanto muy sencillo entender la dificultad que tiene para un cubano comprar algo que no se incluya la cartilla de abastecimiento. Es casi imposible.

Poco a poco pasan los días, voy conociendo otros lugares y descubriendo otros temas, como la cartilla de abastecimiento. Cada vez incluye menos productos, tan solo los considerados de primera necesidad que, curiosamente con la caída de la URSS descendiero... (...)



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-Tuca-

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